Compramos unas camas nuevas. Después de caminar por todo el barrio donde venden muebles, decidimos por un estilo muy macizo, con columnas que se nota nunca serán tambaleantes (como las camas anteriores). Son hechas de “madera en demolición”: vigas y columnas de edificios derrumbados, una madera duradera. Tienen garantía de por vida.
“¿Cómo podemos asegurarnos de que sea madera en demolición?”— preguntamos – porque hay negocios que imiten este estilo. Utilizan pino (una madera mucho más económica, y blandita), lo pintan para que parezca esta madera buena, y lo llaman madera en demolición. Por supuesto que no pueden ofrecer semejante garantía, porque el pino se agrieta al secarse, pesa menos y se daña fácilmente. El comerciante nos explicó estas diferencias y nos dejó ver y sentir la diferencia del peso y dureza.
El carpintero nos dijo, “Esta madera es excelente, pero como viene de edificios, nos llega llena de puntillas y tornillos que dañarían las máquinas que usamos para trabajarla. Primero, nos toca sacar todo eso para poder usar la madera y convertirla en algo hermosa de nuevo.”
En Formando Vidas, hacemos lo mismo, pero con niños. Esta obra – de dejarnos usar por el Espiritu Santo para sacar puntillas y lijar cicatrices – es lenta, pero trae su recompensa. Con garantía de por vida.
Escrita por: Emily Garrett Peña